LA ENFERMEDAD. Por Eduardo Grecco
La enfermedad es lenguaje, un tropo mediante el cual el alma habla de un modo metafórico. Tal como Aristóteles plantea, la metáfora puede ser concebida como un desvío y no es anecdótico que un hombre tan ligado al pensamiento aristotélico como Maimónides, que pensaba a la enfermedad como una forma de expresión humana, la concibiera como un descarrío, es decir como una metáfora. Y no es mera casualidad que Bach, en quien toda la tradición de la alquimia vegetal, la espagiria y el legado del Califato de Córdoba y del monacato le llegara de la mano de Paracelso, planteara el padecer tanto físico como psíquico, como el resultado de un desvío, descarrío, desacato y rebeldía de la personalidad a los dictados del alma. Volver a esta perspectiva del síntoma como palabra y de la enfermedad como discurso nos hace pensar en la necesidad de descubrir la gramática de este lenguaje. Es decir, poder enunciar las leyes que hacen posible que la enfermedad se manifieste como una transgresión a un